En mi práctica clínica he visto constantemente como una gran porción de pacientes viene en la búsqueda de ser amados y escuchados con respeto e interés genuino, tal parece que lejos de buscar a un psicólogo frio y distante requieren o requerimos (por ser humano yo también) de una persona que realmente este interesado en su situación de vida y que puedan ser abrazados en el alma y así poder lograr vivir lo más cercano a la estabilidad emocional, es indudable que el amor es el motor del mundo, al final de cuentas los seres humanos somos impactados por las sensaciones y no hay sensación más placentera y dolorosa que el amor, si una relación con un ser amado termina sufrimos enormemente, si una relación con el ser amado inicia gozamos enormemente.
Quiero compartirles que muchas veces nuestros sufrimientos
amorosos provienen de nuestras primeras relaciones amorosas, esto es, la
relación que llevamos con nuestros padres desde nuestros primeros días, es
decir, el cómo se llevaron entre ellos, el cómo fuiste amado como hijo, el cómo
trataron a los hermanos, o abuelos, etc. Desde los primeros años de vida se
funda la forma en como amaremos nosotros, tanto a nosotros mismos como a los
demás, claro está que en los seres humanos no aplica el cumplimento de las
reglas o patrones al pie de la letra como si de matemática se tratara, pero
nuestra propia historia personal de vida nos puede dar una buena visión del
porqué actuamos en determinada forma, o por qué buscamos determinados tipos de
parejas.
La próxima vez que te preguntes ¿Por qué siempre escojo los mismos tipos de parejas? O ¿por qué me trato así a mí mismo? Tal vez la respuesta esté en tus primeros años de vida y la dinámica familiar que experimentaste.
Gracias por la lectura, ten un buen día.